
Rica en proteínas, ya que “contiene 15,1 gramos de proteína por cada 100 gramos, aportando el doble de lo que contienen otros cereales como arroz o trigo” (según estudios nutricionales).
Ideal para personas diabéticas. Por su bajo contenido en azúcares es recomendable para personas diabéticas y también para quienes deseen bajar de peso, incluyéndola en su dieta diaria.
El único alimento capaz de producir hasta un 40% más de leche materna en embarazadas (OMS).

La Quínoa fue cultivada y utilizada por las civilizaciones prehispánicas y reemplazada por los cereales a la llegada de los españoles, a pesar de constituir un alimento básico de la población de ese entonces.
La evidencia histórica disponible señala que su domesticación por los pueblos de América puede haber ocurrido entre los años 3.000 y 5.000 antes de Cristo.
Existen hallazgos arqueológicos de Quínoa en tumbas de Tarapacá, Calama y Arica, en Chile, y en diferentes regiones del Perú. A la llegada de los españoles, la Quínoa tenía un desarrollo tecnológico apropiado y una amplia distribución en el territorio Inca y fuera de él.
El primer español que reporta el cultivo de Quínoa fue Pedro de Valdivia, quien al observar los cultivos alrededor de Concepción menciona que, entre otras plantas, los indios siembran también la Quínoa para su alimentación.
